* La guía perfecta para no entender la vida de un expatriado, pero pueden intentarlo...

domingo, 8 de noviembre de 2015

Secreto de tres...

Secreto de uno, secreto seguro. Secreto de dos, encomiéndate a Dios. Secreto de tres, ya no lo es...

Y hoy les quería pedir un favor: que este blog sea siempre nuestro secreto. ¿Les parece? Aunque total, somos cuatro y el de la guitarra... Secreto de cinco, por el... ¡Uy!

Les diré que, tras unos meses muy activos por mi pueblecito de residencia, el fin de semana pasado decidí escaparme de nuevo a mi querida Spain-twelve points y celebrar Halloween en Port-Aventura. No es que me importe mucho Halloween, más bien nada, pero es que las personas con las que iba a pasar el fin de semana siempre consiguen sacarme una carcajada y, como éstas suelen ser muy preciadas, para allá que nos fuimos. Pronombre "nos", porque recuerden que yo siempre viajo con Dora (mi exquisita neurona selectiva), Murphy (mi amigo cabrón) y Lola (la que todo lo ve).

Llegamos al famoso parque temático y nos encontramos una fila de estate quieto y no te menees... Pues nada, nos estamos quietos y no nos meneamos. Menos mal que teníamos la petaca llena de gintonic. Bueno, llena, llena, tampoco, que la chaqueta de la mochila se conoce que también tenía sed y se adelantó.

Nos montamos en la primera atracción: Baco, el Dios del vino que está furioso. 

- ¿Pero qué necesidad hay de esto? 

Reflexiono sobre mi edad, mi vida y sobre la necesidad de estar atado al asiento de un artilugio que, ¡vaya usted a saber quién lo ha controlado! En fin, decido dejarme llevar, pero antes de llegar a ese momento de dejadez llevadera, de repente sufrimos una aceleración de 0 a 100km/h en 3 segundos que nos deja patidifusos. Bueno, al resto no sé, pero a mí casi me da un yuyu. Abandono la atracción acompañado por una nube de mini estrellitas y con el pelo, previamente hacia adelante, ahora hacia atrás.

Decidimos tomarnos una pausa y brindar por Baco, el cabrón, digo el furioso... No llevamos ni treinta minutos en el parque pero, oigan, hay que descansar y tomarse una tapita chamuscada. Al pan, pan y al vino, vino.

Al rato, y tras cierto descontrol periférico, nos montamos en otro de estos emocionantes juguetitos: Sinbala, Shambala o no sé qué de una excursión al Himalaya. Oigan, aquí me dieron cuatro yuyus; uno detrás de otro.

- ¿Pero qué mierda de sujeción es ésta? De verdad, pero ¡¿qué necesidad hay de pasar por esto?!

Parece que hoy vamos a reflexionar mucho sobre lo que es y no es necesario en la vida. No encuentro respuesta. Eso sí, la reflexión me entretiene hasta que llegamos a las alturas del Himalaya, desde cuya cima, de repente caemos en una vertical infinita al antojo de la gravedad.

- ¡La madre del cordero!¡Hostia putaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa! 

Así, sin preámbulos ni nada, me puse a escupir frases llenas de contenido. No sé muy bien qué tiene que ver el cordero, su madre y la prostitución en todo esto, pero bueno se conoce que es mi manera de gritarle al mundo: "por favor sáquenme de aquí". Ya en el campamento base sufrí de taquicardias. Me lo auto diagnostiqué con la técnica centenaria de posicionar la mano sobre el pecho.

Pero como no hay dos sin tres..., ni cuatro, ni cinco, ni seis (una de las acompañantes era insaciable a estas emociones extremas), para la "Estampida" que nos fuimos. Ahí noté como una especie de ser extraño, hasta con ideas políticas propias, se apoderaba de mi ser y me hacía gritar sin son, ni ton o viceversa. Yo creo que tanta emoción definitivamente me había hecho perder el Norte; si es que alguna vez ese punto cardinal había existido en mi vida.

No encuentro la manera de transcribir los gritos e improperios que solté, pero se los pueden imaginar. Denle un giro de tuerca más a su imaginación porque creo que no han alcanzado el nivel correcto. Recuerden que estaba poseído. Oigan, y lo bien que me quedé... Abandoné la "Estampida" vacío y sin voz.


En fin, ya ven cuánta emoción. ¿Si había necesidad de ello? Pues sinceramente no, no había ninguna necesidad. Pero las risas que nos echamos lo compensaron todo.

Un fin de semana para el recuerdo, doblados de la risa de principio a fin. Cari se quedaría igual, pero nosotros no. Es por ello que he decidido dejarlo plasmado en nuestro surrealista blog, que a partir de hoy, ya saben, será nuestro secreto.

Porque recuerden: secreto de tres... veremos a ver. 

Tschüsssss.


P.D. En breve les propondré hacer un nostálgico viaje en el tiempo. El origen de todo... ¿Se apuntan?






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