* La guía perfecta para no entender la vida de un expatriado, pero pueden intentarlo...

domingo, 21 de junio de 2015

Rennsteig Staffellauf II

Tremendo. Tremendo el recuerdo. Tremenda la dificultad de la carrera. Tremendo el ambiente en el bosque. Tremendas las sensaciones vividas...

Ahí estoy dando botes esperando a que llegue la relevista de mi equipo. Llevamos todo el día dando vueltas de etapa en etapa, animando a todos los relevistas, y por fin ha llegado mi turno. Me dispongo a correr la penúltima etapa de la "Rennsteig Staffellauf". A las 6am comenzaba la carrera y son casi las 18h. Tengo el perfil sinuoso de mi etapa (19km) grabado en la cabeza. Me preparo mentalmente para afrontar unas cuantas y pronunciadas cuestas.

- Ni lo pienses. Siempre pa'lante como los de Alicante...

Entre bote y bote de espera, noto algo de nerviosismo. El resto del equipo anima. Tremendo. Nos hemos conocido hace dos días gracias a esta carrera y parece que nos conozcamos de toda la vida.


El cielo está encapotado. ¿Quién lo desencapotará? El desencapotador que lo desencapote, buen desencapotador será. Son mis últimas reflexiones.

De repente llega el ciclista de acompañamiento y a lo lejos la relevista de mi equipo. Mi corazón se acelera. Qué ganas de ponerme a correr. Nos abrazamos. Ella rota de cansancio y yo ansioso por despegar.

Salgo disparado. Me coloco con mucho cuidado la pulsera con el chip de control y la piedra del deseo dentro. Siento la responsabilidad y la ilusión de todo el equipo en esa piedra. La tradición dice que hay que llevar la piedra desde el inicio de la carrera hasta la meta y lanzarla al río Werra. Yo estoy ansioso por colaborar en legendaria tradición y quiero hacer mi etapa lo más rápido posible.

No llevo ni 300m y empezamos a subir. Observo que algunos corredores sucumben ante lo pronunciado de la subida y andan. Yo sigo trotando y sin mirar a mi alrededor. -Que no decaiga, que acabamos de empezar. Después de 1km subiendo y ante la verticalidad de la subida, no puedo seguir corriendo...

- Joer, ¡mucho peor de lo que pensaba! Venga, por lo menos andando a zancadas grandes...

Cuando vislumbro el final de la subida retomo el trote y, cuando ya pensaba que había pasado lo peor, me topo con ¡unas escaleras!

- ¿Pero esto qué es? ¿Unas escalera hacia el cielo? Menudo inicio de etapa... 

Al final de las escaleras, mis vecinos -los culpables de este embolado- animan incesantes. Mis piernas protestan y mis pulmones hiperventilan a grandes bocanadas.

- Links, Oscar!!! (hacia la izquierda). Parece que yo quería seguir recto hacia el cielo...
- Joer, no llevo ni 1,5km corriendo (escalando) y ya casi me pierdo. 

Tremendo el esfuerzo. La subida es tan pronunciada que los ciclistas de acompañamiento tienen que rodearla y se encuentran con nosotros cuando empezamos la bajada.

- Venga va, ya ha pasado lo peor. ¡A tope! Por mi equipo y... por todos los españolitos perdidos en cualquier parte del mundo. 

Mis pulmones recuperan relativamente rápido -soy medio anfibio- y me dispongo a recuperar el tiempo perdido después de esta tremenda subida. Aparece mi ciclista de acompañamiento: Benjamin. Un chaval encantador y super profesional que me da la tranquilidad necesaria para no perderme en el bosque.

Esbozo un tenue: -Benjamin! Me alegro tanto de verle...

Continuará...


No hay comentarios:

Publicar un comentario

Expláyese con libertad y deje aquí su comentario: