* La guía perfecta para no entender la vida de un expatriado, pero pueden intentarlo...

domingo, 30 de marzo de 2014

Porque yo lo valgo

Salgo de la peluquería. No vean las melenas al viento que he estado luciendo estos últimos días. La cera ya no conseguía controlar el pelucón, y ha sido necesario tomar la drástica decisión de podármelo. Esos rulillos auto-creados en la prologanción capilar se habían vuelto ya demasiado rebeldes.

Así que, aunque no se aproxime lo más mínimo al tipo de aficiones con las que me gusta rellenar mi tiempo libre, hoy me he dejado hacer por mi peluquera de toda la vida; de toda la vida de expatriado.

Les diré que, recién aterrizado en este pueblo de Alemania... del Este, una de mis vetustas compañeras de trabajo, de esas que semanalmente presenta en sociedad mechas y corte de pelo nuevo, me recomendó a su peluquera en nómina, y desde entonces, oigan, que siempre aprovecho mis viajes a "Spain-twelvepoints" para cortarme el pelo en El Corte Inglés.

No me dirán que el cartel no invita a entrar. Salón Christiane: Sus deseos nos la trae al pairo...

Y es que dado el estilo, digamos que distinto, predominante por estos lares, la probabilidad de éxito es muy baja.

Así, a groso modo, les diré que las mujeres suelen lucir unos cortes de pelo masculinos, llenos de mechas negras y moradas, y eventualmente con algunas zonas rapadas al cero.

Y la parte masculina residente lucen lo que viene siendo un corte de pelo, cómo les diría yo... corto por los laterales, largo por detrás, flequillos imposibles -a veces de viento lateral, otras de Obelix- pero sobre todo con muchos muchos trasquilones. Deben de ser tendencia.

Total, que con semejantes antecedentes, un buen día decidí sentarme en el sillón de la peluquera recomendada:

- Guten Tag, ¿cómo le gustaría el pelo? (lo del usted lo llevo fatal. Denota que ya no paso por jovencito).

- Guten Tag. Na ja, algo standard (ingenuo de mi). Por detrás y por los laterales corto con maquinilla, y el resto igualado con tijera, pero sin escalones y todo muy normalito. 

Todo esto, ya saben, en el idioma de Goethe, así que vaya usted a saber qué parte no entendió, o mejor dicho, qué parte entendió... Desde luego ésa, mi primera vez, salí de la peluquería escandalizado y con un maravilloso escalón diferenciador entre el corte a maquinilla y el corte manotijeras.  Desde entonces, las situaciones sólo han ido a peor:

- Las patillas las quiere cortas, ja?. Y antes de que pudiera contestar con mi fluido alemán -todavía sigo sin saber cómo se dice patilla en alemán- las mismas habían desaparecido del todo. -¡Super! ¡A esperar a que vuelvan a crecer!

- Usted, ¿se tiñe el pelo? ¿qué tono de negro usa?. Resulta que la aprendiz de peluquera, exposición viviente de tatuajes, nunca antes había visto un pelo tan negro. Les juro que no me lo podía creer. -Quién, ¿¡yo!? ¡¿teñirme el pelo?! ¡Mierda de tatuajes que te has pintado en los brazos! ¡Neinnnnn! A mis 37 añitos, ¡por favor!. Aunque la verdad, lo de las canas, no será por no tener antecedentes penales, digo familiares.

- Otro día, cuando me disponía a sentarme en el sillón de la verdad, ahí estaba el HOLA alemán abierto por la página donde había un reportaje sobre la familia real española. Oigan, que tiene su aquel, sentarse en una peluquería de un pueblecillo de Alemania... del Este, y de repente leerte un reportaje sobre la princesa Letizia. Esto se llama marketing personalizado al cliente o peloteo.

- Y la última ha sido la de hoy, que he llegado con el modo parlanchín activado, y me ha dado por hablar del tiempo y sobre cómo le iba el negocio a mi querida peluquera. A colación, dada la corta duración de sus respuestas, he enlazado la conversación con las comuniones en España y el consecuente negocio boyante de las peluquerías en mi país natal durante el mes de Mayo. Mientras le soltaba el rollo, me he quedado pensando. - Pero ¿Luthero incluyó las comuniones en su traducción interpretativa de la Biblia? Yo veía que la mujer no me hacía mucho caso y continuaba con su lenta técnica de mano-tijeras, así que una de dos: o no me ha entendido, o ha pasado absolutamente del tema y me ha sonreído por educación. -Pues a mi me resultaba bastante interesante el tema de conversación.

En fin... que ya ven lo bien que me lo paso. Ah! y como denominador común, todas mis visitas al salón Christiane terminan siempre con la misma pregunta:

- Gefällt es Ihnen? ¿Le gusta?

- ¡Sí!, Bueno, bueno... me encanta. Muy corto y fresco.

Y en el momento que piso la calle, empiezo a contar las semanas que faltan para mi próxima visita a España.

Total, que nuevo look, y con un montón de temas acumulados para contarles. De momento, este fin de semana hemos disfrutado del clásico de la temporada: El Sommergewinn. La victoria del verano sobre el invierno. Ya les contaré en detalle la semana que viene porque, de verdad, el tema tiene su guasa. El pueblo se para ante semejante acontecimiento, o más bien diría yo que se reactiva, porque todo el mundo se lanza a la calle a lucir sus mejores cortes de pelo.

Pero ya les contaré. Hasta entonces... a pasar buena semana.

¡Porque ustedes lo valen!

domingo, 16 de marzo de 2014

El tozal de Guara

El día despertaba soleado. Los pájaros conversaban sin pudor sobre la sequedad de su plumaje, dadas las altas temperaturas reinantes a esas horas de la mañana. Las calles desiertas de Sabiñanigo se desperezaban. Entre tanto, dos jóvenes y aguerridos montañeros -altos, morenos, de marcada mandíbula y similar constitución- emprendían una aventura: el ascenso al tozal de Guara (2077m). 

Aprovechando los primeros rayos del alba, y ataviados con sendas y muy similares bicicletas de montaña, los montañeros-ciclistas comenzaban su aproximación a la Sierra de Guara. Las conversaciones se atropellaban. Uno de los montañeros-ciclistas hablaba más que el otro; el otro escuchaba más que el uno. Pero los dos se entendían a la perfección.

En un cierto punto del ascenso, cuando el grado de inclinación hizo imposible continuar con el pedaleo, los montañeros-ciclistas decidieron esconder las bicicletas tras unos matorrales y seguir el ascenso a pie.

Las conversaciones fueron disminuyendo. El sol y el cansancio empezaban a hacer mella y los montañeros-ciclistas concentraban su energía en el ascenso. Tras casi cuatro horas de camino, ambos jóvenes llegaban al pico o tozal de Guara, donde una imagen de la virgen del Pilar les esperaba. El paisaje que avistaba la Virgen del Pilar era espectacular. Ambos montañeros-ciclistas se sentían felices por la consecución del objetivo y por el pedazo de tortilla de patata que se iban a meter entre pecho y espalda.

Risas, foto de recuerdo -cámara de carrete y revelado-, y tras unos minutos de reposo, ambos montañeros-ciclistas se dispusieron a emprender el camino de descenso.

Lo que parecía que iba a ser un camino de rosas, se iba a transformar en un calvario. El calor reinante les había hecho ingerir más líquido del planeado durante el ascenso y el agua empezó a escasear. Los estragos llegaron a tal punto que tuvieron que dosificar la escasa agua disponible, permitiéndose mutuamente un leve mojado de labios.

El montañero hablador ya no hablaba. La lengua y el paladar seco no estaban de ánimo. Los ojos buscaban desesperados algún charco de agua. Pero nada, el camino era seco y desierto. El montañero escuchador sufría los mismos síntomas. Pese a todo, las sonrisas secas y agrietadas asomaban cómplices en los labios de los dos aguerridos montañeros-ciclistas.

Tras casi dos horas de descenso, y a punto del desplome, ambos montañeros-ciclistas llegaban por fin a la zona donde habían escondido las bicicletas (cómo reconocieron los matorrales escondite será siempre una incógnita). El montañero-ciclista escuchador había sido previsor y reservado agua en el botellín de su bicicleta. El montañero-ciclista hablador no, tenía el botellín de su bicicleta vacío, pero recibió una buena dosis de hidratación del botellín del montañero-ciclista escuchador. Fue la salvación para ambos montañeros-ciclistas.

Recuperaron las fuerzas justas para montarse en las bicicletas y terminar de deshacer, a toda velocidad, el camino iniciado siete horas antes. Una vez en la aldea, a los pies de la sierra de Guara, ambos montañeros-ciclistas tuvieron una visión que se hizo realidad: una fuente de agua.

Rebosantes de alegría, metieron sus cabezas bajo el generoso chorro de agua, alternándose para beber: primero tu, luego yo, otra vez tu, otra vez yo...

Sí, ambos montañeros-ciclistas sobrevivieron a la aventura.

De hecho, uno de ellos, el hablador, es este españolito expatriado; y el otro, el escuchador, es mi querido hermano, mi confidente, que hoy cumple 39 años y que, aunque ya no tenga el pelo tan moreno como en esa ocasión, sigue igual de generoso que siempre.

La poca agua que tenga, te la dará para que la bebas tu.

Esta es una de tantas historias compartidas con mi 'brother', que un día como hoy, y aunque él sea todo discreción y segundo plano, quería recuperar de mi memoria en su honor.

Brother, ¡que nos hacemos mayores!.

¡FELICIDADES!.


Me ha costado encontrar esta foto, pero parece que también llegó con la mudanza a este pueblo de Alemania... del Este.

sábado, 15 de marzo de 2014

1/2 marathon Frankfurt 2014. Segunda parte

Una hora y veintisiete minutos de esfuerzo y felicidad.

Recordarán mis queridos lectores surrealistas la pelea con mis "Angelines" de hace un par de semanas, cuando sinceramente llegué a pensar, muy a mi aragonés pesar, que no estaría en condiciones de participar en la carrera. Pero finalmente, gracias a mis fresas y mandarinas, el cuerpo Serrano se recuperó y el domingo pasado pude presumir de zapatillas voladoras y cruzar la línea de meta después de esa hora y veintisiete minutos.

Y les juro que, sí, hice los 21,097 km enteros.

No vean lo feliz que fui durante todo el recorrido y al cruzar la línea de meta: la música, los aplausos, las fotos, la megafonía, la emoción, los corredores, la bandera española, los amigos, los abrazos. Fue todo una mezcla de sensaciones que, sinceramente, superó con creces las penas y lamentos previos.

Para siempre quedará grabado en la retina de este españolito perdido en Alemania... del Este, ese momento Teufelcillo y amiga españolita expatriada, ambas dos, bandera española en mano y a todo pulmón:

- ¡¡¡España, España, España, España !!!-

El cansancio ya había empezado a hacer mella y, sinceramente, uno ya llevaba un rato oteando entre el público buscando una inyección de ánimo. Cuando de repente las vi, o mejor dicho las oí, mi cara cambió de gesto. Las fotos son prueba de ello. Ni esbozar, ni nada, me reí en condiciones al verlas ondeando la bandera. Me dio un subidón de alegría que no vean. Hasta grité brazo en alto:

- ¡¡Uno veinticuatro!! ¡¡Uno veinticuatro!!.

Ya saben, 1h 24' era mi objetivo inicial y, oigan, que en ese punto del recorrido (kilómetro 10) hasta pensé que sería posible. Mi velocidad crucero todavía se mantenía constante a 4min/km. Pero, no, conforme seguí avanzando, observé que mi cuerpo se ralentizaba; incluso en algún momento pensé que no avanzaba.

- Venga va, un poquito mas rápido, que parece que vas pisando huevos...-. 

En ese mismo instante mandé a freír monas a mi subconsciente y me dije a mi 'selbst':

- Óscar, ¡disfruta!-. Y disfruté.

El sol, la gente, los voluntarios, las calles de Frankfurt, la sensación de libertad, los comentarios de ánimo de mis queridos lectores surrealistas que, días antes, me habían llegado a través de este blog. Todo pasó por mi cabeza:

- Mi tercera media maratón seguida en Frankfurt. Tres años de expatriación. ¡Qué fuerte!. Quién me lo iba a decir a mi... ¡Alegría!-

Cuando de repente, avisté a lo lejos el Commerzbank Arena y mi espíritu aragonés se vino arriba, produciendo una reacción en cadena en forma de aceleración del ritmo de carrera. Las piernas no daban más de sí, pero de alguna manera conseguí convencerlas para que se movieran más rápidamente. Por un momento pensé que iba levitando.

- ¡No siento las piernas!- (uy esto me ha quedado muy Rambo).


Digamos que el Commerzbank Arena no se llenó del todo, pero y qué más da...

La levitación final me tele-transportó hasta la línea de meta con un agotamiento total y absoluto. No te tiras al suelo porque no te dejan.

- Venga, circulen, sigan avanzando...- 

Miré a a la gradas en busca de mis queridas Teufelcillo y españolita expatriada, pero no estaban. ¡Qué raro!

Resulta que entre el tráfico de Frankfurt, y las calles cortadas por la carrera, habían llegado cinco minutos tarde y se perdieron la entrada triunfal de este gladiador romano (ida de "Topf").

No vean qué desilusión, más por ellas que por mi, porque uno ya estaba feliz y agradecido, por el simple hecho de haberlas visto en ese puntó mágico (km10) en el río Main. Nos tomamos unas cervezas juntos y volvimos a casa cantando a todo volumen en el coche, rebosantes de felicidad.


Momento coche siempre así. 

Ya en casa de Teufelcillo y Pedro, disfrutamos de un sol espectacular, y de la primera paella del 2014.

De verdad, por un momento me pareció encontrarme en España con mi familia. Esos estandarizados domingos soleados, con mi cuñado haciendo la paella manchega, los potrillos salvajes jugando al ping-pong, mi progenitor protestando por algo, mis hermanos de charla dominguera, y uno leyendo el periódico en la piscina...

Al momento volví a la realidad -una gota de aceite de la paellera saltó a mi brazo- y me di cuenta que, aunque el decorado era distinto, los personajes de esta mi nueva realidad, sin serlo, eran también como parte de mi familia. Y como en ese momento sonaba "Siempre así" (Teufelcillo es la fan número uno de este grupo andaluz), pues nos pusimos de nuevo a cantar a todo grito y desentono, mientras continuamos brindando con las mejores burbujitas independentistas catalanas: por el cumpleaños de Pedro, por España, por el 1h 27', por la paella, por nosotros, por el sol, por... ¡siempre así!.



El lunes regresé a mi querido pueblecillo de Alemania... del Este, rebosante de energía plus plus y con una frase en mi cabeza que me encantó:

¡Quién quiere llegar el primero a la meta, pudiendo elegir disfrutar un domingo así!.

Pues sí, pero, ¿saben qué?. Que el año que viene, Dios mediante -esta frase la decía mucho la madre que me parió- o lo que es lo mismo, si Lola y Murphy están de acuerdo, volveré a estar en la línea de salida luchando por el 1h24'. ¡Viva Aragón!.

Hasta entonces, anda que no habremos compartido historietas en este indiscreto blog...

Buen fin de semana (1h27') y a disfrutar del sol, lo vean o no.

sábado, 8 de marzo de 2014

1/2 marathon Frankfurt 2014. Primera parte

¡Vamos que nos vamos! Objetivo Eurovisión, digo, media maratón de Frankfurt 2014. Lo de Eurovisión ya tendremos tiempo, porque esto del "dancing in the rain" hay que interiorizarlo, y todavía no he sacado tiempo...

A lo que iba, que después de unas nada fáciles últimas semanas, hoy pongo rumbo a Frankfurt, con mi coche familiar de 7 plazas -como si uno las necesitara- repleto de proteínas (jamón), potasio (plátanos), hidratos de carbono (pasta), vitaminas (kiwis y mandarinas), bebidas isotónicas (dopaje), burbujitas independentistas catalanas (para la post-fiesta), y mucha mucha ilusión...

Parece increíble, pero sí, la ilusión ha vuelto y también se ha montado en el coche. ¡Bienvenida!

Y es que por tercer año consecutivo uno va a poder participar en su querida 1/2 maratón de Frankfurt. ¡Alegría!. Y como la ocasión lo merece, este año estreno indumentaria. ¡Esa camiseta amarillísima reflectante super discreta que me he comprado! a juego patriótico, claro está, con mis hiper amortiguadas zapatillas voladoras. ¡Olé! ¡olé! y ¡olé!.

El porqué le he cogido tanto cariño a esta carrera, pues no lo sé.

La verdad es que es una carrera menor, más bien íntima, patrocinada por Lufthansa -mi aerolínea favorita- y que llega relativamente pronto en el calendario. Ya saben, los últimos coletazos del invierno, el cuerpo todavía frío... Pero oigan, que la carrera es muy agradable. Me encanta correr a lo largo del río Main, disfrutar del paisaje, del Skyline de Frankfurt, y sobre todo de los gritos de ánimo de la gente.

Skyline de Frankfurt 

Hasta que llegan esos momentos en los que parece que ya no puedes más, el cerebro empieza a "whatsapearse" con los músculos, y el subconsciente se pone a hablar solo:

- Venga valiente aguanta el ritmo. 

- Joder, si ya no puedo más. 

- ¡Qué sí coño! ¡que aguantes!. 

- Venga, no lo pienses, calla y sigue corriendo...-.

A lo que de repente oyes tu nombre y te das cuenta de que la gente anónima está leyendo el nombre impreso en tu dorsal para insuflarte ánimos. Esbozas una leve sonrisa e interrumpes el monólogo subconsciente. Por un momento recuperas la noción de la realidad, y te vuelves a preocupar del reloj, de los tiempos, del ritmo...  pero, lo dicho, por un momento.

Y cuando el subconsciente está ya de un humor que no hay quien lo aguante, entras en el Commerzbank Arena y vislumbras la línea de meta: música a tope, cámaras de TV, fotógrafos... Y en las gradas, familiares y amigos de los participantes jaleando.

De repente una sensación de liberación e importancia recorre tu cuerpo y todo el cansancio acumulado desaparece y sin saber muy bien cómo, ¡haces un sprint final!

- ¡Manda huevos! si hace un momento estaba negociando con mi subconsciente cómo retirarme dignamente de la carrera-.




Como puntos plus plus, este año tendré el honor de poder mirar hacia arriba en la grada y ver a mis queridos Teufelcillo y Pedro, con super E y la reina Sofía, que se apuntan a la fiesta, ¡hurra!, y que junto con otra amiga españolita expatriada, seguro que le darán un punto de color y sonido muy especial a la grada.

¿Ahora entienden que la ilusión se haya montado también en el coche, verdad?

Ya les contaré cómo va todo el domingo. Hasta entonces...

¡Que viva el sol!


domingo, 2 de marzo de 2014

Fresas y mandarinas

Bueno, parece que los invasores "non gratae" de la semana pasada han empezado a abandonar ordenadamente mi cuerpo. No sé muy bien cómo lo he logrado. ¿Fruta, vitaminas, dopaje, reposo? Vaya usted a saber...

Lo cierto es que me he pegado una semana entera de reposo deportivo y atiborrándome a frutas. Casualmente, de un tiempo a esta parte, la mesa de mi cocina luce un fabuloso centro de frutas que, como no podía ser de otra forma, tiene su historia particular. Y les cuento:

Resulta que, entre trabajo, deporte y sociales, el hogar de este españolito era un caos. Uno ya no sacaba tiempo, ni fuerzas, para ordenar lo más mínimo su 1/3 de villa; ni ordenar, ni limpiar... ni viceversa. Pues bien, un buen día de Enero -me imagino que sería un sábado, porque estos asuntos consiguen captar la atención de mi neurona el fin de semana- amanecí y me dí cuenta de la necesidad urgente de incorporar a mi hogar a una Miss Proper.

Ya saben, una moza teutona, lozana y rebosante de energía que me ayudara con las tareas del hogar. Pues al final, ni moza, ni lozana... ni viceversa; eso sí, teutona. ¿Y a qué no saben quién es? Genau (exacto).

La abuelilla: vecina de enfrente, perteneciente al G7 de la comuna vecinal y que, "casualmente", también limpia en el 1/3 de villa de mi querida "Königin von oben" (mi vecina de arriba). Si es que todo queda en casa. Pero oigan, la necesidad apremiaba y acepté sin rechistar.

Un buen día de no me acuerdo qué semana, regresé al hogar y me encontré, por fin, la casa relimpia.

-¡Qué gozada!- pensé.

Ahora, eso sí, estaba todo cambiado de lugar. A los pocos minutos apareció ella, la abuelilla creativa, toda exultante, para explicarme las novedades del hogar.

-¡Pero si yo sólo quería alguien que me limpiara la casa!-

Pues nada, que sepan que, además de una serie ilimitada de nuevos productos de limpieza -los que tenía parece que no le valían-, ahora poseo también una nueva fregona con poderes centrifugadores.

-Todo sea por la ergonomía y felicidad del trabajador- volví a pensarY menos mal que mi histórico aspirador es telescópico y, por arte de magia, el mango se alargó... Algo que descubrí cuando estaba a punto de ir a comprar uno nuevo.

Pero lo más importante de todo fue aprender cómo tratar a un frigorífico. Y es que las temperaturas del mismo van de menos a más conforme vamos subiendo de estantería. Y sí, lo han adivinado, ya tengo todos los alimentos reorganizados por temperaturas.

Todo esto, imagínense a la abuelilla creativa explicándomelo al detalle, como si mi vida dependiera de ello. Uno la escuchaba con disimulada atención -por no romper la magia del momento-, pero mi subconsciente, de verdad, iba por libre:

- ¿Por qué? ¿Por qué a mi? ¡Si a mi me da absolutamente igual la disposición interna de un frigorífico!

Pues nada, yogures arriba, verduras abajo, y carnes a media altura... O por lo menos, así será los días que venga la abuelilla creativa.

Pero, aquí no termina todo. Giro la cabeza y me encuentro un precioso centro de frutas en medio de la mesa. Resulta que la fruta, ¡obviamente!, no se guarda en el frigorífico.

- Ach so!!- (onomatopeya alemana). Es todo lo que pude decir.

Pues nada, que a la abuelilla creativa le había dado por elaborar un precioso centro de mesa con toda la fruta que se encontró en el frigorífico. Básicamente, naranjas y limas; más de las últimas que de las primeras... Ya saben ustedes porqué, aunque reconozco que últimamente me he vuelto más devoto de Santa Chirimoya; esto es, Gintonic con arándanos o frambuesas...

Pero oigan, que la teoría de la fruta me ha gustado tanto que, a día de hoy, el centro ha evolucionado de las naranjas y limas iniciales, a un completo bodegón frutero multicolor. Incluso ha habido un fichaje estrella de última hora en forma de fresas y mandarinas, por estricta recomendación de una querida lectora surrealista que, como este españolito, también sigue los consejos de la doctora Mandarina.

Y, sinceramente, creo que el centro de frutas ha sido clave para levantar la moral de mi no-muy-numeroso ejército de leucocitos y salir victorioso de la contienda.


He aquí mi centro deco-curativo.

Así que hoy mismo sin falta, ya sin invasores externos cojoneros, porculeros, tocahuevos, molestos, empiezo mi plan exprés "corre, corre que te pillo...!"

Vamos, ¡¡¡que me voy a correr!!!

¡Nos vemos el 9 de Marzo en Frankfurt!