* La guía perfecta para no entender la vida de un expatriado, pero pueden intentarlo...

domingo, 27 de octubre de 2013

Mi cumple: 37

¡El.... 3! (sonrisa congelada); ¡el...7! (sonrisa congelada); ¡37! (sonrisa congelada y movimiento de hombros). Me estoy imaginando a una 'azofaifa' del Telecupón con la bolita en la mano anunciando mi edad...

Pues sí, me han caído 37 tacos, primaveras, años, o lo que viene siendo una empieza-ya-a-ser-dilata experiencia vital. ¿Pero saben qué? Que las cuatro canas que tengo al aire, que los 37 años prometen, más que nada porque el 37 siempre ha sido y será mi número de la suerte. ¿Por qué?

Pues sencillamente porque desde mi más tierna infancia, dada la posición alfabética de mi apellido ibérico, dicho número me acompañó en clase durante todo mi periplo escolar. Así que, llegado un cierto momento de mi vida -no recuerdo cuál- decidí condecorar al 37 con el título de: mi número favorito.

¡Qué tiempos aquellos! E.G.B. Estas tres letras por si mismas podrían llenar un blog entero. ¡Anda que no ha llovido desde entonces!, sobre todo en este pueblecillo de Alemania del Este, donde prácticamente llueve todos los días, pero bueno... tranquilidad bloguera que no me voy a enrollar con esa etapa pasada de mi vida.

Así amanecía esta mañana. Esas marcas que ven en el cristal son señales de que ya toca limpiarlos...

¡37 añazos! Mare de Deu -la del Pilar que les contaba la semana pasada- cómo pasa el tiempo....

A uno no le gusta mucho mirar al pasado, pero bueno, haciendo un ejercicio de excepción, esta mañana he girado un poquito la cabeza hacia atrás y...¿saben lo que he visto?. Una mega copa de cristal con su rodaja de naranja y una sombrillita tropical. Sí, un cocktail super explosivo de sentimientos: Das Leben (la vida).

Su elaboración, compleja, requiere de todas y cada una de las personas, y digo bien, todas y cada una de las personas que, de una manera u otra, hayan pasado por la vida de cada uno de ustedes. Importante es que cada ingrediente esté en su justa medida, pero no se olviden de ninguno, porque hasta la ramita de menta decorativa juega un papel fundamental en el sabor final. Sólo tienen que extraer el mejor jugo de cada ingrediente y darle vueltas despacio, y si mientras dan vueltas, se ríen un rato... pues mejor.

¡Hale! vuelvo a mirar al frente... porque realmente lo que les quería contar hoy es que entro en los 37 años con alegría, ilusión y muchísima, muchísima esperanza.

Este año la celebración ha sido muy sencilla. Una videoconferencia -la conocida marca de videoconferencias no subvenciona el blog, así que no la nombro- con mi familia en la distancia: mi padre, que ya sabe que no vivo en Frankfurt; mi brother montañero, que tan pronto te hace una Quebrantahuesos, como te arregla un panel solar; mi cuñado, el creador de la inigualable paella "manchega"; mis adoradísimos potrillos salvajes, futuras estrellas del tenis y de la natación; y la madre que los parió (los = potrillos), sí, la de la melena ondulada y ojos verdes.

Mi querido Teufelcillo me decía el otro día: "todo el año de fiesta y cuando llega tu cumpleaños ¿¡no haces nada especial?!". Y me quedé pensando... "Pues no. Este año el cuerpo me pide relax... y si el cuerpo me lo pide, yo se lo doy". Para fiestas y eventos varios ya dispongo del resto del año, porque anda que no da de sí el año en la vida de un expatriado, y más en este pueblucho de Alemania... del Este.

Pero este fin de semana he decido rellenarlo de mente sana in corpore sano. Digamos que me he puesto a recargarme a mi 'selbst', como las pilas del coche teledirigido que siempre recargo para calmar los ánimos de la "fiera", o infante menor de mi querida familia numerosa.

Ya ven, ahora soy como un coche tele-dirigido... pero sin mando, y con un año más. Vamos, que ya no estoy en garantía.

He aquí el famoso coche tele-dirigido. Ya ven que lleva unas cuantas tiritas...

En fin, que agradezco de corazón todas las felicitaciones llegadas, por tierra, por mar y por aire. Desde la distancia, cada palabra que llega es como una inyección de energía, una sonrisa, un tiene sentido todo el esfuerzo de vivir tan lejos...

Y desde esta lejanía, o cercanía para según quién, aquí me quedo elaborando un nuevo cocktail. Esta vez estoy intentando darle vueltas más despacito para saborearlo bien, aunque a veces, sin darme cuenta, le meto unos centrifugados que no vean....

Y a ustedes, queridos lectores surrealistas, decirles que ya ha pasado un año de ésta nuestra aventura bloguera conjunta. ¡Qué rápido pasa el tiempo!. Pero oigan, que nos quiten lo bailado, lo reído, o las dos cosas a la vez. Si el año pasado auguraba un año de nieves, año de bienes..., este año con el poder mágico del 37, no tengo ninguna duda que el éxito se repetirá.

De verdad, ¡gracias por estar ahí!, y con una copita de cava en la mano brindo porque el blog siga siendo, desde éste o desde cualquier otro lugar del mundo, una fuente de sonrisas por lo menos 37 años más. Total, como yo dispongo de la extra C-vitaminada crema facial de mi sister, mi cutis debería llegar a esa edad fino y radiante...

Por ustedes, queridos lectores surrealistas. Prost! (denle, denle al play). 

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Expláyese con libertad y deje aquí su comentario: